Una nueva vuelta de tuerca en los centros neurálgicos del estado social. El nuevo coronavirus parece erigirse en la justificación oportuna de los que ya lo tenían sentenciado para dirigir el penúltimo ataque y eventual derribo del sistema público.
Aun contando con cotas de temporalidad y precariedad laboral muy superiores, el empleo femenino cayó a una velocidad notablemente menor en las peores semanas, una situación que se ha revertido en cuanto ha empezado a atisbarse un ápice de recuperación. Las que mantienen los hogares en pie, cuidan, acompañan y curan desandarán el camino iniciado en marzo: de esenciales a olvidadas.
En este sensible texto, la autora habla de uno de los temas más delicados: cómo acompañar a las personas cuando están en el tramo final de su vida. El texto contiene, además, reflexiones vinculadas al momento actual, en el que lamentablemente muchas familias se han visto afectadas de primera mano y súbitamente por la llegada del Covid-19.
Ahora se trata de volver a la naturaleza con la lección aprendida y dejar de machacarla; debemos permitirle que siga con su proceso de rehabilitación y demostrarle lo que queremos ser a partir de ahora: sus amigos
Mientras su libro ‘Pueblo gitano contra el sistema mundo’ ha quedado parado en la fase de impresión, la abogada penalista Pastora Filigrana no tiene respiro. Aprovechando la celebración del Día del Pueblo Gitano, hablamos con ella de su tesis política: en los márgenes están las alternativas.
La economista feminista subraya que la crisis de salud, la económica y la de cuidados van juntas y evidencian que el sistema económico “hiperglobalizado e “hiperconectado” es frágil
Sacar las conversaciones importantes o gestionar las emociones del otro: tareas invisibles y escurridizas que agotan a las mujeres y generan otro tipo de desigualdad
A veces parece que nos cuesta entender la apuesta radical que hacen algunas compañeras por cuidar. Helena llevaba poco tiempo con su novia cuando a ésta le detectaron cáncer. Nos acercan a su vulnerabilidad y a sus miedos en este texto.
El BCE tomó medidas para reducir su brecha de género pero las mujeres siguen presentándose menos para optar a los mandos intermedios. No se trata de que las mujeres nos ‘masculinicemos’ para alcanzar el poder ni de que entremos sin más en las estructuras para que éstas puedan presumir de que ya son paritarias sino de que repensemos y transformemos las propias estructuras.Si llegar a determinadas posiciones implica trabajos absorbentes que impiden cuidar y autocuidarse la pregunta no sería tanto por qué las mujeres se autoexcluyen sino cómo es posible que los hombres lo acepten sin rechistar y no reclamen otra cosa
La generación que ahora cumple 60 busca un nuevo modelo de vida, a base de compartir piso, cuidados y tareas con amigos